Dada la concepcíon mágica de la vida que tenían los egipcios, el símbolo era su lenguje favorito. Cada escultura, cada pintura, cada objeto artístico, contiene una enseñanza simbólica referida sobre todo a los misterios divinos y funerarios.
Los vivos y los muertos gozaban de una protección de determinados amuletos. Sin ellos se sentían inseguros tanto para su viaje a la ultratumba (los muertos) como para sus quehaceres cotidianos (los vivos). A menudo representan a las grandes deidades egipcias como Ra, Horus, Osiris, que garantizaban la salud y toda suerte de felicidades. La vida social y religiosa estaba influenciada por estos símbolos mágicos representados en los jeroglíficos de las paredes de los templos sagrados y de las tumbas de los valles de los Reyes y de las Reinas. Su finalidad era ponerlos en contacto con realidades invisibles de orden superior.
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